Altas Capacidades

El término «Altas Capacidades Cognitivas» (habitualmente conocido como «Altas Capacidades Intelectuales» AACC) hace referencia a un grupo muy heterogéneo de personas (niños/as, adolescentes y adultos) que presentan un estadio diferencial de desarrollo  con respecto a la norma estándar de la población. 

Define la existencia de unos niveles elevados de activación y eficiencia cerebral en cuanto a los procesos cognitivos, es decir, en lo que se refiere a la capacidad para percibir y procesar todo tipo de información. 

Este «híper-desarrollo» cristaliza en la configuración de destacadas aptitudes para captar cualquier estímulo, para comprender, razonar y aprender de la experiencia. Aunque siempre con particularidades concretas y matices diferenciadores, en función de cada perfil personal y de los procesos de interacción con el entorno.

 Siguiendo la definición anterior, el criterio clave, a la hora de tratar de identificar un perfil evolutivo asociado con las AACC, es la EFICIENCIA COGNITIVA. Esto se podrá observar como una capacidad muy significativa para percibir estímulos, para aprender, para comprender y razonar a un nivel destacado o para dar muestras de la presencia de un mundo interno autoconsciente, profundo y complejo.

 

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El problema es confundir capacidad con rendimiento. Y no tener en cuenta que determinados aspectos pueden bloquear el desarrollo desde edades tempranas. Por ello, MUCHAS VECES, es imprescindible atender a otras «señales de alerta» que suelen estar intrincadas: sobreexcitabilidad, talentos, creatividad, dificultades sociales, problemas de conducta o alteraciones emocionales.

​A pesar de los mitos y las falsas creencias habituales, el concepto «AACC» engloba a un grupo muy heterogéneo de personas, con diferentes perfiles, que solo tienen en común la presencia de un potencial cognitivo muy desarrollado.

Sin embargo, en contra de lo que normalmente se piensa, este hecho no siempre es sinónimo de éxito. El «prototipo» habitual asociado a las AACC, con un alto rendimiento académico o profesional, con grandes habilidades sociales o personales y unos niveles de productividad sobresalientes, no siempre es la única vía posible.

Existen muchas variables complementarias que se entremezclan para modular el proceso evolutivo, dando lugar a perfiles muy variados dentro de tres grandes subtipos (alto potencial, alta habilidad, alto rendimiento): «armónico», «desapercibido», «desmotivado», «talentoso», «desajustado»…

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